Origen de las Reliquias de la Última Cena de Nuestro Señor Jesucristo
Dr. D. Jesús Cobo Molinos
Investigador Hospital Universitario de Jaén
Probablemente las reliquias más cotizadas durante todos los tiempos, después de las relacionadas con la Pasión de Cristo, sean todas aquellas vinculadas con la primera Eucaristía que Jesús celebró junto a sus discípulos para festejar la Pascua judía. De este modo, la Última Cena de Nuestro Señor Jesucristo es uno de los misterios evangélicos más importantes ya que, actualmente, la Eucaristía está íntimamente relacionada con aquella cena de Pascua que Jesús junto con sus discípulos celebraron el día antes de ser crucificado. Durante la Edad Media este misterio fue altamente desarrollado gracias a la Leyenda Aurea llegando a simbolizar parte de la heráldica medieval donde el Santo Cáliz también mal llamado “Santo Grial” fue un objeto místico muy buscado en aquella época.
Las reliquias, desde principios de nuestra era, fueron objetos muy apreciados para ser venerados en templos católicos ya que, eran un reclamo para que los peregrinos acudieran a dichos lugares y de este modo admirar tan insignes objetos. Esto hizo que durante el medievo, gran parte de las reliquias que actualmente conservamos se mezclaran también con falsificaciones traídas por falsos mercaderes creando un batiburrillo de objetos curiosos e interesantes que a continuación iré desgranando.
La Santa Mesa de la Última Cena se conserva actualmente en un bellísimo cuadro-relicario dorado donde se representa a Jesús consagrando su cuerpo frente a los Apóstoles, en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, una de las basílicas más antiguas de la cristiandad. La leyenda cuenta que durante la visita del emperador Constantino I el Grande en el siglo IV encontró varios tablones atribuidos a dicha mesa, y fueron llevados hasta Roma como objeto de veneración. El lugar donde se encontró esta maravillosa reliquia es el actual Cenáculo, en Jerusalén, dónde ya la peregrina Egeria en el siglo IV comenta en sus textos que ese lugar era el sitio donde Jesús junto con sus Apóstoles instauró la primera Eucaristía. Según los historiadores, el Cenáculo era propiedad de la familia del evangelista Marcos, cuya madre, viuda, había heredado de su esposo terrenos y propiedades dentro de Jerusalén. Tan piadosa mujer permitía que Jesús junto con sus apóstoles y discípulos pudieran permanecer en estos lugares. Actualmente el Cenáculo es un lugar muy “mediavilizado” ya que tanto las columnas como los capiteles están mezclados con imágenes medievales donde predomina la imagen del pelícano dando de comer a sus crías su propia sangre como representación de Cristo.
Dentro de las curiosas reliquias que se conservan del misterio de la Última Cena, debemos destacar principalmente el llamado Mantel de Coria, ciudad situada en la provincia de Cáceres y dónde se conserva en su iglesia un antiguo mantel judío. Dicha reliquia fue traída por un caballero templario en el año 1167. Los últimos estudios realizados por científicos demuestran que dicho Mantel posee las mismas dimensiones que la Sábana Santa, está realizada en lino vegetal y posee un dibujo bordado en hilo azul en ambos extremos del mantel. Que las dimensiones del Mantel y la Sábana sean las mismas radica en que los judíos solían vender piezas de tela de estas dimensiones que siempre eran usadas en el hogar como sábana o como mantel, por lo que no es de extrañar que dicho mantel pudiera, como mínimo, haber pertenecido a la época de Jesús, lo complicado es certificar que fuera el de la Última Cena.
Los alimentos tomados en la cena de Pascua fueron muy diversos, se sabe que solían tomarse diferentes legumbres entre las que se destacan las lentejas, costumbre que actualmente se sigue realizando en Italia durante la última cena que se realiza en el año (31 de diciembre, Noche Vieja).
De este modo en el Santo Santorum de Roma se conservan actualmente doce lentejas que según la tradición fueron sobrantes de la Última Cena, asimismo podemos encontrar otros curiosos alimentos como es por ejemplo un trozo de cáscara de naranja sobrante de la Última Cena que se encuentra en la iglesia de San Lorenzo mártir en la ciudad de Córdoba, España. Asimismo, parte de las migas de pan sobrante se conservan actualmente en la Caja de Ágatas del relicario de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo en Asturias.
Pero quizás la reliquia más vinculada a la Última Cena y por tanto más importante de todas sea el Santo Cáliz de la Última Cena ya que en ella bebió Cristo. Durante las leyendas medievales, dicho objeto paso a llamarse Santo Grial termino que es confuso ya que el Grial en realidad era una copa céltica usada en rituales de magia, por lo que poco o nada tiene que ver con el objeto usado por Jesús. Dicho Cádiz según la leyenda, fue conservado por Pedro el apóstol hasta que fue llevado a roma a primeros de siglo. En el siglo III el papa Sixto II ordenó a San Lorenzo diácono de la diócesis, que custodiara y guardara el Sagrado Vaso, ya que las persecuciones a manos del emperador romano Publius Licinius Valeriano (200-260) podían hacer peligrar la conservación de la reliquia. El santo decidió enviar la Sagrada Copa a su ciudad natal, Huesca, donde unos amigos y parientes se encargarían de guardarla celosamente. Tras varias vicisitudes durante la conquista musulmana la reliquia llega a Zaragoza y es durante las contiendas con Italia en el siglo XIV, y frente al temor de que la reliquia pudiera perderse, don Juan I, rey de Navarra, rey de Aragón y hermano de don Alfonso V, decide enviar las reliquias a la capilla de la catedral de Valencia para que se mantengan custodiadas en este lugar. De este modo, el 18 de marzo del año 1437, el Vaso Sagrado se deposita en dicha catedral, quedando en este enclave hasta nuestros días.